tradición
 

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Aunque la Iglesia cristiana luchó ferozmente contra la introducción de costumbres paganas en la celebración del nacimiento de Jesucristo, la realidad es que la creatividad de los nuevos cristianos  y las influencias de otros festejos no pudieron ser contenidas. Difícilmente se puede  tener registro detallado y fiel de  cómo surgieron las tradiciones navideñas que practicamos en la actualidad. Se menciona, por ejemplo, que por el año 200 después de Cristo ya se denunciaba el uso de árboles en la celebración de la navidad. Se desconoce hasta que punto haya llegado a extremo de conflicto esta situación. Lo cierto es que ya para el siglo VI, el papa Gregorio I recomendaba tolerancia a los miembros de la jerarquía eclesiástica hacia las manifestaciones populares que por su inocencia bien podían tener una interpretación cristiana.

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Ahora bien, si hemos de explicarnos por qué un abeto, la leyenda se remonta a la antigua Germania del siglo VIII. Se cuenta que Winfrid, un monje misionero inglés, taló en una nochebuena un roble que era utilizado en las festividades paganas para ofrecer vidas en sacrificio. En ese sitio brotó milagrosamente un abeto y por eso su especie se tomó como emblema del cristianismo. El antecedente más cercano a nuestra tradicion del árbol parece remontarse a la Alemania de los primeros años del siglo XVII. La primera alusión de que se tiene testimonio respecto a su uso data de 1605, sin embargo, no fue sino hasta dos siglos más tarde cuando se difundió rápidamente por todo el mundo.

En Finlandia empezó a ganar popularidad hacia 1800; en Inglaterra, fue la princesa alemana Lieven quien instaló uno por primera vez en 1829, y la consolidación de la práctica quedó asegurada después que el príncipe Alberto, esposo de la reina Victoria, adornó el castillo de Windsor con un árbol navideño en 1841. De Inglaterra llegó directamente a Estados Unidos la tradición. Se tienen registros de que fue en Wooster, Ohio, donde por primera vez se instaló un árbol navideño en 1847, y la autoría de la ocurrencia que causara maravilla entre los vecinos fue de un hombre llamado August Imgard.

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En cada sitio a donde ha llegado el árbol de navidad para convertirse en elemento para la celebración del nacimiento de Jesucristo, se han añadido motivos especiales de decoración. Sean velas, luces multicolores, dulces, esferas o regalos hay para quienes una Navidad no es tal sin un árbol de navidad...